domingo, 26 de septiembre de 2010

Kazuko Shiraishi


Loro

Dije: "¿me amas?"
Tú dijiste: "te amo".
Pregunté: "¿me odias?"
..."Te odio".
Pregunté otra vez: "¿nos separamos?"
"Nos separamos".
Siempre, siempre
fuiste un loro.
Como imitabas tan fielmente
mis palabras
no tuvimos otro remedio
que dejarnos.



El antílope

Una muchacha
con piernas de antílope
y un muchacho
...con piernas de antílope
se enamoraron
se casaron
y tuvieron un niño
con piernas de antílope.
El padre del niño se marchó
¿hacia dónde?

El que siga las huellas
de las rápidas patas del antílope
necesita, ante todo,
de un corazón más rápido que éstas.
Infortunadamente,
en este mundo hay pocos corazones
que puedan presentir una traición
con esa rapidez
de las patas de antílope.


Shiraishi nació en Vancouver en 1931 de padres japoneses, y vivió allí hasta 1938 cuando la familia regresó a Japón antes del estallido de la segunda guerra mundial. Este hecho, que “Su imagen de si misma como una oveja negra, una intrusa e ...n su propia sociedad, haya permanecido durante toda su vida y claramente se refleje en su
arte.
Llamada el Allen Ginsgberg japonés por el reconocido japonólogo Donald Keenee—caracterización que ella detesta—, es considerada la más destacada poeta de la generación Beat. De esta en los Estados Unidos como de The Angry Young Men en Inglaterra y de Voznesensky en Rusia, recibió influencias aunque la más notable fue la que provino de Dylan Thomas. Escribe poesía desde muy joven. A los 17 años y empezó a publicar sus obras en la revista VOU que dirigía Katsue Kitasono, promotor del surrealismo en Japón y corresponsal de Ezra Pound. De esa etapa es su primer libro de poemasEl pueblo donde caen huevos que aparece en 1951. Animada por la búsqueda de nuevos causes, abandona la revista hasta encontrar en el jazz y, especialmente en John Coltrane —a quien le dedica uno de sus mejores poemas— la seducción por la combinación de música y poesía que introduce en Japón junto con Tomioka Takeo y Kenneth Rexroth. Aquí converge con otro de sus grandes amigos, el gran Allen Ginsberg

Un saludo...Gracias por entrar en este nuestro taller

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