sábado, 18 de septiembre de 2010

Pedro Salinas

...Afán para no separarme de ti...



Afán para no separarme de ti,

por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú,

aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.

Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias,

de llegar atravesando todo lo que en ti cambia,

a lo desnudo y a lo perdurable.

Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose,

engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos,

tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo,

haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma,

y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,

en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.




...La distraída



No estás ya aquí. Lo que veo

de ti, cuerpo, es sombra, engaño.

El alma tuya se fue

donde tú te irás mañana.

Aún esta tarde me ofrece

falsos rehenes, sonrisas

vagas, ademanes lentos,

un amor ya distraído.

Pero tu intención de ir

te llevó donde querías

lejos de aquí, donde estás

diciéndome:

«aquí estoy contigo, mira».

Y me señalas la ausencia.



...La forma de querer tú...



La forma de querer tú

es dejarme que te quiera.

El sí con que te me rindes

es el silencio. Tus besos

son ofrecerme los labios

para que los bese yo.

Jamás palabras, abrazos,

me dirán que tú existías,

que me quisiste: Jamás.

Me lo dicen hojas blancas,

mapas, augurios, teléfonos;

tú, no.

Y estoy abrazado a ti

sin preguntarte, de miedo

a que no sea verdad

que tú vives y me quieres.

Y estoy abrazado a ti

sin mirar y sin tocarte.

No vaya a ser que descubra

con preguntas, con caricias,

esa soledad inmensa

de quererte sólo yo.




...La voz a ti debida



Tú vives siempre en tus actos.

Con la punta de tus dedos

pulsas el mundo, le arrancas

auroras, triunfos, colores,

alegrías: es tu música.

La vida es lo que tú tocas.



De tus ojos, sólo de ellos,

sale la luz que te guía

los pasos. Andas

por lo que ves. Nada más.



Y si una duda te hace

señas a diez mil kilómetros,

lo dejas todo, te arrojas

sobre proas, sobre alas,

estás ya allí; con los besos,

con los dientes la desgarras:

ya no es duda.

Tú nunca puedes dudar.



Porque has vuelto los misterios

del revés. Y tus enigmas,

lo que nunca entenderás,

son esas cosas tan claras:

la arena donde te tiendes,

la marcha de tu reloj

y el tierno cuerpo rosado

que te encuentras en tu espejo

cada día al despertar,

y es el tuyo. Los prodigios

que están descifrados ya.



Y nunca te equivocaste,

más que una vez, una noche

que te encaprichó una sombra

-la única que te ha gustado-.

Una sombra parecía.

Y la quisiste abrazar.

Y era yo.



...Tú vives siempre en tus actos. / Con la punta de tus dedos / pulsas el mundo, le arrancas / auroras, triunfos, colores, / alegrías: es tu música. / La vida es lo que tú tocas. (Pedro Salinas)
Un saludo...Gracias por entrar en este nuestro taller

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